La Inquisición | 26 de septiembre de 2009
Consumir, consumir, y consumir más. Son los tres pilares sobre los que se cimienta nuestro sistema económico y social. A diario somos bombardeados por la publicidad, que nos ataca a todos desde diferentes flancos: TV, radio, prensa, Internet… Nadie se libra de su continua persuasión. Todos los días nos convencen de que tenemos más necesidades que ayer, de que si no obtenemos lo que nos ofrecen no podremos seguir creciendo como personas. De que seguiremos siendo las mismas mierdas que fuimos cuando nacimos sino accedemos a comprar todo lo que el mercado nos ofrece. Para el sistema, eres lo que tienes.
A día de hoy, las compañías telefónicas se disputan la clientela con ofertas del tipo: “Cambia a contrato y llévate un móvil gratis”, o “40 euros de descuento en tu nuevo móvil si te pasas a nuestra compañía”.
Perfecto, son todo ventajas. Una excelente oportunidad para tirar a la basura nuestro tan obsoleto móvil (que sólo tiene una pobre cámara de 2,5 megapíxels) en favor de adquirir otro con infinidad de componentes más: GPS, MP3, Bluetooth, inmensa memoria… ¡Encima regalado!
Pero, ¿cuál es la realidad que se oculta detrás de todo este consumo descontrolado de artículos electrónicos?
La respuesta es una guerra. Sí, una guerra, con sus milicias, sus mercenarios, sus armas, su destrucción y toda la miseria y muerte que acarrea.
Todo el mundo pensará ¿qué culpa tengo yo de que haya una guerra dios sabe donde por el hecho de que cambie mi teléfono móvil por otro que me ofrecen a un precio tan extraordinario?
La esencia de todo esto se encuentra en la República Democrática del Congo, un país del que bastante poco se sabe. De hecho, me conformaría yo con que cualquier personaje que anhela tener su nuevo celular a precio de ganga supiera situarme dicho país en el mapa.
La RD del Congo, o Congo belga, llamado así por ser una antigua colonia de este país europeo, es una nación que cuenta con más del 80% de las reservas de coltán del mundo entero.
¿Coltán? ¿Qué es eso? ¿A qué viene?
El coltán es un mineral formado por columbita y tantalita, de ahí su nombre. Tiene excelentes propiedades conductoras y su versatilidad a la hora de fabricar componentes electrónicos es enorme. Sus aplicaciones son muy variadas, y es un elemento crucial en el desarrollo tecnológico.
Vale, pero, ¿qué diablos tendrá que ver esto con esa guerra o con mi nuevo móvil?
Se podría decir, que el coltán es para el siglo XXI como el carbón para la revolución industrial. Quien controle este mineral, controlará el mundo, decía Alberto Vázquez Figueroa en su novela. Y es que, como ya hemos dicho, todos los artículos electrónicos que se fabrican, incluidos los teléfonos móviles, precisan de este mineral para su elaboración.
Hasta aquí todo bien, pero el problema de todo esto radica en la guerra que se está produciendo en el Congo. ¿Por qué? Porque no es el pueblo congoleño quien está sacando precisamente el beneficio de su extracción de las reservas.
Países como Ruanda y Burundi están exportando el mineral como si de esos mismos países hubiese salido. Mas, ni Ruanda ni Burundi tienen yacimientos de dicho mineral.
El problema está en las minas. ¿Quién las controla? ¿Es el gobierno congoleño?
La respuesta es no. Las minas del Congo belga no están controladas por ninguna institución de ese país, sino ocupadas por milicias a cargo de los gobiernos de Ruanda y Burundi, que gracias al contrabando en la frontera de este mineral están subvencionando una guerra en la RD del Congo que ya se ha cobrado más de 5 millones de muertes.
Después, estos países lo exportan como si hubiera salido de sí mismos cuando en realidad, como hemos dicho, no existen reservas allí.
¿Y a quién se lo exportan? ¿Quién es el verdadero interesado en última instancia en la financiación de esta guerra para hacerse con estos ‘diamantes’ del siglo XXI? La respuesta está clara, los Estados Unidos de América y el resto de las naciones prostituidas (perdón, desarrolladas) que con ellos bailan.
De esta manera, el coltán llegará a occidente para así poder fabricar todo este material electrónico que venderán a su ciega población sin tan siquiera mencionar la procedencia de sus materiales.
Así que, la próxima vez que algún anunciante intente “regalarte” un móvil nuevo, piensa que estás financiando una guerra inhumana en un país inocente cuyo pueblo está condenado a ceder sus recursos naturales siendo explotados en sus propias minas para luego no ver un centavo.
Piensa si de verdad, existe en ti una necesidad tan grande que requiera la pérdida de vidas humanas para poder satisfacerla. Piensalo.
26 septiembre, 2009
Categorías: Corrupción, Guerras, Imperialismo, Manipulación . Etiquetas: Alberto Vázquez Figueroa, África, Burundi, Coltan, Congo, Congo belga, Consumismo, Diamantes, EEUU, Estados Unidos, Guerra, Imperialismo, Minas, República Democrática del Congo, Ruanda . Autor: Winston . Comments: Deja un comentario