El Ministerio de Medio Ambiente reconoce por primera vez la existencia de afectados por transgénicos en España.

Por primera vez, el Ministerio del Medio Ambiente, Medio Rural y Marino reconoció ayer la existencia de personas y de empresas que han sufrido los efectos de la política de transgénicos llevada a cabo por el Ejecutivo español. En el orden del día de la reunión convocada para ayer por el Ministerio aparece un punto en el que se dice textualmente: “Coexistencia de maíz modificado genéticamente con maíz convencional y ecológico. Experiencias de agricultores afectados”.

Estos efectos sociales y económicos de la presencia de maíz transgénico en España llevan siendo denunciados por las organizaciones ecologistas y agrarias desde hace una década. Sin embargo, los niveles de irresponsabilidad política en el Gobierno han alcanzado cotas elevadas. Por ejemplo, en una reciente reunión con los colectivos ambientales y agrarios, el director general de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, Jesús Casas, reconocía que las empresas como Monsanto “realizan una constante labor de lobby en el Ministerio” y que “los casos de contaminación por transgénicos son indignantes”. Sin embargo, Casas afirmaba también que votaba siempre a favor de los transgénicos en el Consejo Interministerial de OMG (Organismos Modificados Genéticamente) del Gobierno español, a pesar de reconocer el mismo que no entiende sobre transgénicos

Pero a pesar de la existencia de este punto en el orden del día de la reunión de ayer, y de las afirmaciones de Casas, tanto la presidencia de la reunión como los responsables del MARM presentes en ella defendieron que los transgénicos son una opción y que el Gobierno de España no va a frenarlos. Asimismo, calificaron de acto político de dudosa validez científica aquellas prohibiciones que se están disparando en la UE. (1)

Otra muestra de irresponsabilidad, que ha sido percibida como una afrenta histórica contra las posturas críticas con los transgénicos y contra el conjunto de la sociedad civil, ha sido la ausencia del propio Casas (quien convocó la reunión pero finalmente “por motivos de agenda” prefirió no estar presente). No obstante, fueron convocadas en bloque un conjunto de asociaciones sectoriales como ASEBIO, ANOVE, FIAB, CESFAC (algunas de las cuales se considera que ejercen como lobby de las multinacionales de los transgénicos) a pesar de no ser miembros de pleno derecho del Consejo Asesor de Medio Ambiente (CAMA). La empresa Monsanto, por ejemplo, principal responsable de las contaminaciones genéticas en el mundo y cuyo historial está plagado de escándalos, tenía varios representantes en dicha reunión, bajo siglas de al menos dos organizaciones empresariales.

En la reunión, una vez más, se rechazó tratar los asuntos que las organizaciones ambientales y agrarias llevan años poniendo sobre la mesa y que se había solicitado fueran parte del orden del día. Por ejemplo, la falta de transparencia, la ausencia de registros públicos de los cultivos transgénicos, las irregularidades en el etiquetado de los alimentos transgénicos, los reiterados casos de contaminación, etc.

 

Notas:

(1) El sábado 10 de octubre la coalición que gobierna Irlanda publicó un acuerdo en el que especifica que se “declarará a la República de Irlanda Zona Libre de Transgénicos, libre del cultivo de cualquier planta modificada genéticamente”. Irlanda se suma así a Francia, Austria, Grecia, Luxemburgo, Hungría, Italia, Polonia y Alemania que ya mantienen algún tipo de prohibición sobre el cultivo de organismos modificados genéticamente. En marzo, 22 estados miembros rechazaron la propuesta de la Comisión para abolir las prohibiciones existentes en Austria y Hungría (entre ellos España).

Leer artículo en: http://ania.urcm.net/spip.php?article30409

El contrato (le contrat)

El régimen establecido se enriquece y se mantiene en pie gracias a la actitud pasiva que tenemos cada día, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, ante todas las injusticias y atrocidades que se cometen contra la naturaleza y contra el ser humano.

Al tener mantener esta indiferencia, estamos firmando inconscientemente un contrato que favorece al mal que asola el mundo: opresión de pueblos, desaparición de culturas, guerras inhumanas, contaminación y destrucción del medio ambiente…

¿Seguirás aceptando?

Igualdad… ¿natural?

Son muchas las críticas que ha recibido la teoría evolutiva de Darwin y los posteriores estudios y amplificaciones de la misma. Sin embargo, y tras grandes complicaciones en su aceptación, esta teoría ha sido corroborada por la comunidad científica y ha propulsado la instauración de un nuevo paradigma en el mundo de la ciencia. Tras 150 años de la publicación de ‘El Origen de las Especies’ (Charles Darwin, 1859), la mayoría de los expertos en este tema apoyan las ideas darwinianas, exceptuando a esos necios fijistas (o los del diseño inteligente también) que con argumentos dogmáticos y pseudo-científicos intentar refutar la ya mil veces demostrada teoría.

“Entre los individuos que forman una población existe una variabilidad. No hay tan siquiera dos individuos iguales”.

“Serán los seres mejor adaptados los que tengan más probabilidades de sobrevivir y reproducirse legando sus características más favorables a la descendencia”.

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Son ejemplos de ideas que manifiesta la teoría de la selección natural.

Paradójicamente, esta concepción de la naturaleza es contradicha por los modelos políticos que imperan en nuestro planeta: las llamadas “democracias”.

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión y opinión política”. Declaración universal de Derechos Humanos.

“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Artículo 1 de la constitución española.

“Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad”. Declaración de independencia de los Estados Unidos de América.

Lamento discrepar con usted, señor Thomas Jefferson, y con todo el resto de redactores de estos principios, pero aquí lo único que queda evidenciado es la ineficacia de los sistemas políticos que ustedes divulgan, dado que se fundamentan en la igualdad humana. Su ‘democracia’ se encuentra en completa discordancia con la teoría de la selección natural de Charles Darwin. El liberalismo engendra una cantidad mayor de problemas de los que es capaz de solucionar. La implantación de estos modelos políticos lo único que ha hecho es originar una sociedad que actúa cada vez más en contra de la Madre Naturaleza. Todos los pilares sobre los que se asientan sus ideas son débiles en contraposición con el poder natural, al que el hombre debe ajustarse, en vez de tratar de habituar la fuerza de la naturaleza al ser humano, como ustedes pretenden.

Pero esto no es lo peor de todo. Lo peor es que ustedes, llámense liberales, demócratas o ‘progres’, se jactan de reconocer las ideas evolutivas de Darwin mientras actúan continuamente en contra de ellas avalando leyes que proclaman la igualdad humana como algo natural.

No, señores, no. No hay dos seres iguales. Está científicamente demostrado ahora mismo y es inútil seguir defendiéndolo. Lo intentaron, como muchos otros, pero su sistema ya no tiene cabida en nuestro mundo. Algún día, no dentro de mucho, todo lo que ustedes construyeron se resquebrajará y se derrumbará por su propio peso. Será entonces cuando, tal vez, sepamos reconocer nuestros errores y entenderemos la realidad como tal es. Porque si de verdad se persigue ese modelo político infalible, que perdure para siempre, hasta el fin de la Humanidad, deberá estar acorde a las leyes de la Naturaleza. Y la teoría de la selección natural es una ley de la Naturaleza.

Ya va siendo hora de que tomen conciencia de esto, y abandonen ustedes ese proceso de lo que Orwell llamaba ‘doblepensar’, y decidamos ayudar a favorecer la caída de este régimen contrario a la ley natural en favor de uno conforme a ella.

GBE

¿Existe un futuro?

Medios masivos de comunicación como Internet, de entretenimiento como la televisión, de transporte como los automóviles, electrodomésticos que nos facilitan el día a día… progreso.

Sin duda alguna, todos los avances científicos y tecnológicos de los que dispone el ser humano representan la culminación de una etapa evolutiva que ha transcurrido durante millones y millones de años. Y todos ellos han surgido en la última millonésima parte en la que podemos dividir el tiempo desde que los primeros humanos se distanciaron del resto de homínidos hasta la actualidad.

Pero, entre tanta agitación evolutiva en la que el ser humano tanto ha obtenido, también se han dejado escapar una cuantía inimaginable de cosas. Estamos en un mundo en el que los seres humanos podemos vivir sin preocuparnos diariamente de esas necesidades primarias como puede ser tener que obtener cada uno su propio alimento, o construirse uno mismo un refugio donde alojarse. En nuestra sociedad, ya hay gente destinada a ocuparse de esas tareas para que el resto pueda ocuparse de otras y construir así una comunidad eficaz en la que cada uno tiene un propósito y un deber para con el resto de ciudadanos. Y ésta ha sido la clave a través de la cual en una sociedad, han quedado individuos exentos de estas ocupaciones como son obtener recursos para saciar el hambre y conseguir un refugio, de tal manera que han podido dedicarse con más desahogo a otros menesteres, como el arte, la filosofía, la ciencia o la tecnología.

En el presente, la inmensa mayoría de nosotros vive en núcleos urbanos junto a otros miles o incluso millones de semejantes, donde cada uno realizamos nuestra labor social. En estos cúmulos poblacionales contamos con infinidad de comodidades que nos facilitan la vida; como los enormes edificios donde vivimos, dotados con electricidad, agua potable, etc.; o las calles perfectamente asfaltadas por donde circulan nuestros coches para que no tengamos la obligación de ir caminando de un sitio a otro. Y es la naturaleza social del hombre la que ha permitido este colosal progreso del que hasta hoy nos lucramos.

Sin embargo, todo este desarrollo de la civilización está conllevando progresivamente un mayor sacrificio de la faceta más natural del ser humano. A medida que el progreso avanza y la sociedad dispone de tecnologías más sofisticadas, el ser humano se desliga de la naturaleza, hasta el punto de actuar en su contra, perjudicándola y tratándola con desprecio. ¿Se ha de llamar, también a esto, progreso?

Efectivamente, el ser humano es un animal especial, diferente al resto. Gracias a esa capacidad innata de crear y aprovechar los recursos ambientales se ha coronado como el ser más poderoso del planeta Tierra.

Y como animal diferente, actúa de manera diferente.

Las ya conocidísimas y generalmente aceptadas teorías de Darwin postulan que el éxito en la supervivencia de una especie depende de su capacidad para adaptarse al medio en el que vive. El hombre, por su parte, ya no se adapta al medio en el que vive. El hombre adapta el medio en el que vive a sí mismo, conforme a sus necesidades. Es lo que se denomina capacidad técnica.

Esta dimensión en la esfera humana requiere sin lugar a dudas especial atención, ya que puede ocasionar (de hecho, ocasiona) multitud de cambios en nuestro medio que si bien a priori son favorables para nosotros, pueden ir en perjuicio de otros organismos terrestres y de la propia Tierra. No hace falta citar casos de los miles y miles de especies que se ha extinguido gracias a la actividad humana ni citar ejemplos de esos enormes impactos medioambientales que estamos provocando. Nos encontramos ante la sexta gran extinción masiva en la historia de la vida en la Tierra, y somos los únicos y exclusivos responsables de ella.

Y el gran problema, aparte de lo ya citado, es que este aprovechamiento ‘a nuestro favor’ del medio ambiente nos está perjudicando a nosotros mismos. Sí, nuestra adaptación del ambiente se está volviendo en nuestra contra dado que, a pesar de nuestra gran capacidad intelectual respecto a los demás seres terrestres, dependemos del planeta que estamos deteriorando tanto como ellos. Y esto es algo que no se tenía en cuenta hasta hacebien poco. Y sin embargo, a pesar de tener consciencia del daño que nos estamos haciendo a nosotros mismos y a nuestros descendientes, no parece que tengamos la iniciativa de intentar cambiar absolutamente nada de lo que estamos haciendo. Recae sobre nosotros la responsabilidad sobre el futuro ya no solo de la Humanidad, sino de toda la vida conocida en el Universo, la existente en nuestro planeta.

Mientras nuestros gobiernos de jactan de hacer campañas de sensibilización ciudadana y de promover alternativas a favor de obtener un desarrollo sostenible, ellos continúan sin hacer prácticamente nada en contra de esta barbarie. Está claro que ninguno de sus teatrillos, como las reuniones del G-8 o el Protocolo de Kyoto, están dando resultados. Al contrario. Estados Unidos sigue siendo el responsable, como mucho antes de haberse promulgado la creación del Protocolo de Kyoto, de emitir a la atmósfera más de la cuarta parte de las emisiones del dióxido de carbono mundial. Mientras, por su parte, China e India multiplican exponencialmente su nivel contaminación industrial como consecuencia de su imparable desarrollo económico.

¿Y cómo se puede acabar con todo esto? ¿De quién depende?

Evidentemente, los gobiernos actuales poco dispuestos están a tomar medidas ante este cataclismo a nivel mundial. Pero cada uno de nosotros, individualmente, podemos reflexionar acerca de nuestro futuro, cada vez menos lejano, y responsabilizarnos sobre lo que consumimos y a quién elegimos para nuestra representación política. O, por otra parte, podemos mirar hacia otro lado haciendo caso omiso del nefasto devenir que concierne a todo modo de vida existente, mientras la Tierra llora.